miércoles, 21 de septiembre de 2011

Y túuuuuuu.....¿Qué?

Hoy que se celebra el día internacional de la Paz, quiero dedicar unas palabritas cortitas al tema, porque es quizás, uno de los más importantes temas de nuestra tierra, si no el primero. Más allá de querer hablar de la paz como concepto, que cada quien lo tendrá según su creencia. Quiero hablar de lo que para mí ha significado descubrirla, experimentarla. Antes sentía honestamente, que la paz la tenían sólo los muertos, cuando por fin, descansaban de la vida y de los problemas. Hoy día entiendo la paz, ya no como un estado de receso, de tranquilidad, de quietud en lo externo. No es paz –para mí- estar sentados o mirándonos sin hacer nada unos y otros. Sino una sensación que he experimentado en un nivel profundo, sólo cuando logro elevar mi nivel de conciencia. Una sensación placentera, la mente tranquila, quieta –ya no controlada por los pensamientos compulsivos- y el cuerpo vibrante de energía, de fondo una tranquilidad interna, aunque afuera todo se mueva. De fondo una alegría injustificada que no se soporta en lo que suceda, que no vive de lo que tenga o no tenga, de lo que pase o no pase. La vida, una sensación de vida, de conexión con todo aquello que me rodea.

También como he experimentado la paz he experimentado la guerra. De hecho se más de la guerra, a la paz recién la conozco, recién la experimento. Esa sensación de inconformidad, esa necesidad de defender mis creencias, esa necesidad de enfocarme en lo externo, en sentirme diferente, separada de los otros, del medio ambiente, de los demás seres humanos, esa necesidad de ver a algunos sufrir (“los malos”) y de yo misma causarme sufrimiento (cualquier excusa es buena). Esa necesidad de juzgar, criticar, ganar, lograr, ser mejor, ser aplaudida y extrañamente, esa necesidad de no sentirme perfecta. Es en ese estado, el estado de guerra, en el que “vive” la mayoría de los habitantes de nuestro planeta y reflejo de ello son, no sólo las guerras entre países, sino la situación actual de nuestro ambiente, las relaciones personales conflictivas, las familias disfuncionales, el nivel de hambre y tristeza en el mundo.

He escuchado muchas veces - porque vivo leyendo acerca del tema- que la paz empieza con uno mismo. Tendremos una tierra de paz, en la medida en que más y más individuos vayamos experimentando la paz en nosotros mismos, y a partir de experimentar esa sensación transformar el planeta. Todos tenemos el mismo poder transformador de Jesús, Buda, Madre Teresa de Calcuta, Gandhi, Ikeda. El poder de la paz. También tenemos el poder destructivo de los personajes que sabemos han impactado negativamente la historia de la tierra. No tenemos que volver a nacer, no tenemos que tener ningún conocimiento extra, ni característica especial como ser humano, no tenemos que ser extraterrestres, ni criarnos alejados de los demás seres humanos para marcar una diferencia. Sólo elevando nuestro nivel de conciencia –y cada quien buscará el mejor camino para hacerlo, y apenas internamente tome esa decisión el universo mismo se encargará de encaminarlo hacia ese propósito- podremos transformar la tierra. Sentir la paz dentro de nosotros, ser parte de ella ahora.

Cuando la guerra, el demonio, la oscuridad, el imperio, la legión del mal, el ego –depende de tu creencia como se llame- venga a llamarnos, y nos diga al oído: “dame comida que quiero pelea”. Sencillamente riámonos. Recordemos que la paz empieza conmigo, contigo. Cuando esa energía negativa, disfrazada de situaciones, sistemas, países, personas, animales, o mares, aparezca, aprovechemos la oportunidad para elevar aún más la conciencia.

Cuando comprendemos que nuestro nivel de conciencia, o nivel de paz interna que tengamos, afecta positivamente al planeta, ya no nos dejamos llevar por la guerra. Además de que una vez la probamos, una vez sentimos ese regocijo, ese lugar tranquilo, esa alegría que llevamos dentro de nosotros, puede pasar que nos salgamos un rato, pero pronto, necesitaremos el regreso. Ya no querremos permanecer en guerra, querremos permanecer en Paz. Ciertamente la necesidad de la energía negativa de querer traer conflicto para seguir viva es muy fuerte, y querrá intentar poseernos una y otra vez para seguir destruyendo y ganar más y más adeptos a la guerra.

Pero por fortuna, muchas personas en el mundo están despertando, han comprendido lo necesario que es para el planeta que seamos individuos de paz. Hemos comprendido la responsabilidad que significa estar vivos.

Mi primo Ferrer, cuando va a saludar a la gente siempre comienza el saludo con esta frase, de ahí el título:

Y túuuuuuuuu…¿Qué?

Y yo la completo preguntando: ¿Estás en paz o en guerra?



La alegría de Ser

"Si no hay alegría, fluidez o ligereza en lo que haces, eso no significa necesariamente que tengas que cambiar lo que haces. A veces basta con cambiar la manera de hacerlo. El "cómo" siempre es más importante que el "qué". Trata de conceder mucha más atención a lo que haces que al resultado que esperas obtener. Concede toda tu atención a lo que el momento te presente. Esto implica aceptar plenamente lo que es, porque no puedes conceder toda tu atención a algo y al mismo tiempo resistirte a ello...".

El Poder del Ahora. Eckhart Tolle.