jueves, 20 de enero de 2011

Buenos heterosexuales y buenos monógamos

Siempre me ha llamado la atención el tema de la monogamia y la poligamia. Creo que a todas las mujeres nos ha llamado la atención alguna vez. Es propio de nuestra cultura occidental que esperemos tener relaciones monógamas, esto es, que nos relacionemos afectiva y sexualmente sólo con una persona, incluso durante toda la vida. Yo recuerdo especialmente, hacerle jurar a una de mis pasadas parejas que me sería fiel, y que me haría saber el día en que ya no quisiera estar conmigo. Debe haber pensado que tenía algún trauma, porque como casi siempre que se ponía nervioso, soltó una risa imprudente y desubicada mientras yo le hacía la desesperada petición de fidelidad. Porque ese es el tema sombra de la monogamia, algunos se apoyan en Freud cuando dice que todos somos polígamos reprimidos (los datos y citas son de fuentes no confiables, llámese wikipedia), y entonces, antes de someterse a una auto represión escogen la infidelidad como salvavidas a la monogamia. Todo bajo cuerda, claro está. Entonces hombres y mujeres, terminan en círculos amorosos, tríos, enredos, extensas mentiras, confusiones, y hasta muertes pasionales. Qué bonita sería una sociedad donde hombres y mujeres tuvieran la suficiente confianza en sí mismos para aceptar sus preferencias sexuales y afectivas sin tener que recurrir a mentiras y deshonestidades.
Recuerdo como ejemplo de casos que procuran nuevos tipos de relaciones el de Sartré y Simone. Él desde el inicio de la relación le hizo saber a Simone que no quería una relación exclusiva. Entonces, eventualmente ellos se separaban y cada uno por su parte tenía diversas parejas. A veces incluso incluían nuevas parejas en la relación sin separarse. Por supuesto, inmediatamente en una mente como la nuestra, crecida en esta cultura que nos dice que “debemos tener un amor para toda la vida”, este ejemplo nos choca. Pero, no está mal como ejercicio imaginarnos en un caso como ese. Un nuevo experimento de formas de relacionarse, que no incluye la mentira para sentirnos normales (llamase aceptados socialmente), y por lo tanto amables (dignos de ser amados).
Cuantos malos entendidos y problemas emocionales entre los que se emparejan se evitarían si desde que comenzamos la relación somos sinceros respecto a lo que queremos para nuestra vida. Y entonces, la pareja verá si quiere el tipo de relación que deseamos, o no. No es necesario someternos a esquemas convencionales si no es lo que deseamos, no es necesario vivir una vida que no es la que soñamos (ni  hacérselo creer a nuestra pareja). Aquel o aquella que desee no ser exclusiva o exclusivo que no lo sea, pero no tiene por qué ser mal vista su preferencia, ni ocultada como si fuera una necesidad obligatoria el querer estar con una sola persona para toda la vida. Creo que nuestro objetivo de vida, entre tantos, tendría que ser el de cada vez ser más libres, sin que nuestra libertad por supuesto, cause daño moral a nadie a quien amemos. Porque es un daño moral el engaño.
Como comenté en un escrito anterior, en vista de que es ultra acostumbrado por una cantidad alta de hombres la práctica de la infidelidad, muchas mujeres entonces han decidido ser también infieles, mi corazón me dice que por ahí no van los tiros. Es como una amiga, que al darse cuenta de que sus amigos le decían: “culo” a las chicas con quienes salían, entonces ella optó por decirles “culo” también a los chicos con quien ella salía. Muy loco.
Entonces, en esta misma fuente no confiable de wikipedia, encontré un término llamado Monogamia Seriada, que consiste en salir exclusivamente con varias personas pero no a la vez. Es decir, somos monógamos, con la pareja actual, y cuando deseamos estar con otra pareja, entonces terminamos la actual y empezamos otra pareja monógama. Tan bonito que suena, y tan fácil que es. No es tan difícil, es sólo salir del drama de las telenovelas, sacarnos los “debo”, los “debería”, los no “puedo”. Y simplemente movernos a donde el corazón nos diga, ¿Quién puede obligarme a compartir con un solo ser en el mundo? ¿En donde está escrito que debo ser monógamo, polígamo, homosexual o heterosexual? (incluyo estos porque ocurre también el mismo caso de ocultar la preferencia). Ninguna de esas elecciones tendría por qué ventilarse pues forma parte de nuestro mundo íntimo, pero tampoco tendría que  llevarnos a la tortura de tener que inventar a diario excusas, mentiras, enrrollos que ante la sociedad, amigos, parejas y familiares nos hagan sentirnos “normales”:  "Buenos heterosexuales, y buenos monógamos". Como bien diríamos aquí en Lara: ¡Ahh siee!, ¡Otra broma más! ¿Y por qué puej?



viernes, 7 de enero de 2011

Para sanar el odio a las flacas conviértete en una

En estos días de enero en que las propagandas de métodos para retomar la figura esbelta reemplazarán a las de las compras de juguetes, se me ocurre compartir un método para adelgazar, que como dicen es bueno, bonito, barato y además saludable.
Es muy común que en estos días de finales de año, nos ponemos  reflexivos, hacemos revisiones del año, de nuestros sueños, de nuestras carencias quizás. He leído antes que es en estas fechas cuando se presentan el mayor número de infartos, ACV, e incluso si no me equivoco de suicidios, como consecuencias de los desordenes emocionales.  Pero cuando los desordenes no son tan graves, entonces nos pasa que nos ponemos un tanto ansiosos, o demasiado relajados, influenciados por el ambiente de rumba y nos volcamos a los excesos de alcohol o de comida. Como consecuencia, en enero, abundan los quilos de más. Y como consecuencia también, para salvarnos de nuestros abusos, aparecen entonces las soluciones rápidas en el mercado: gotitas milagrosas, aparatos para hacer ejercicios en casa, gimnasios, bebidas adelgazantes, y etc, etc, etc.
Cuántas dietas en la vida probé yo, “víctima” de lo que cuento antes. Recuerdo hasta una sopa asquerosísima que era de repollo, había que comer sólo esa sopa durante una semana, al cuarto día ya casi vomitaba al sentir el olor de la sopa, y todavía hoy día me da asco recordarla. Lo peor es que hacía un esfuerzo tremendo limitándome de alimentos deliciosos y nunca logré tener el peso que deseaba (pueden leer mi experiencia con el tono de las actrices de procompra, jeje). De hecho cuento un secreto, me sentía tan frustrada que hasta le estaba empezando a tener rabia a las flacas. No podía comprender, cómo ellas podían comer helados y chocolates (porque las flacas comen helados y chocolates confírmenlo en un centro comercial) y yo no. Me da risa recordar lo frustrada que me sentía.
Entonces, libre hoy día de toda esa preocupación de no tener el peso que deseo, quiero compartir el método que encontré después de mucho tiempo. Desde hace ocho meses, estoy haciendo un plan que se llama, Plan de salud eterna, hablo de este plan en un escrito pasado que se llama “Voy a vivir 300 años, quien me acompaña”. Es un método de salud creado por el doctor Jesús Eslava, cuyo objetivo es tener salud en nuestro cuerpo mientras estemos con vida (por supuesto :=)), y además hacer nuestra vida longeva. El método se basa en tres aspectos para poder lograr la salud: control de las emociones, ejercicios controlados, y tener el peso mínimo. Me centraré en cómo alcanzar el peso mínimo, que es lo que me interesa ahora.  El súper método que propone el doctor Eslava, es el más sencillo de todos. Se trata simplemente de comer la mitad de todo lo que antes consumías. Si te comes una empanada, comer media empanada. Si almuerzas un plato de sopa, medio plato de sopa. Si tomas una taza de café. Entonces media taza de café. Así con todo lo que uno consume sea líquido o sólido. A excepción del agua, que puedes tomarlo en las cantidades que desees.  No hay limitaciones respecto a lo que comes, sino simplemente comer la mitad. Ni hay que matarse quemando calorías haciendo ejercicios duros, de hecho el doctor lo explica en su libro, si mal no recuerdo, dice que en el tema de adelgazar los ejercicios influyen como en un 30%, lo más importante es lo que consumimos, la cantidad que consumimos.
Yo estoy haciendo ese plan de salud como dije desde hace ocho meses, y logré bajar un kilo semanal (tenía diez kilos de más), y en los primeros dos meses adelgacé cinco kilos. Ya actualmente sólo me falta un par de kilos para alcanzar la meta que me sugiere el doctor, que tiene que ver con mi altura. Entonces, para mí, no fue necesario ejercicios duros y diversos, no fue necesario limitarme de nada (ya puedo comer helados y chocolates como las flacas que ya estaba odiando, jeje), no fue necesario gastar dinero en dietas, ni bebidas milagrosas ni en gimnasios. Además, lo más grato, es que estoy descubriendo un nuevo cuerpo. Los invito a la sencilla tarea de adelgazar con esfuerzo (porque hay que esforzarse para cambiar los hábitos) pero sin sufrimientos y sin ser víctimas del mercado.  Bueno, sólo un detalle, la primera y segunda semana se siente hambre, por causas razonables, nuestro cuerpo está acostumbrado al exceso. Pero una vez pasan estas dos semanas, nos acostumbramos a comer lo que necesitamos, y no más. Nos acostumbramos a tener un cuerpo sano y a tener emociones sanas respecto a las flacas que también es importante, ji ji.



La alegría de Ser

"Si no hay alegría, fluidez o ligereza en lo que haces, eso no significa necesariamente que tengas que cambiar lo que haces. A veces basta con cambiar la manera de hacerlo. El "cómo" siempre es más importante que el "qué". Trata de conceder mucha más atención a lo que haces que al resultado que esperas obtener. Concede toda tu atención a lo que el momento te presente. Esto implica aceptar plenamente lo que es, porque no puedes conceder toda tu atención a algo y al mismo tiempo resistirte a ello...".

El Poder del Ahora. Eckhart Tolle.