sábado, 25 de diciembre de 2010
Hagamos un Boicot a la Infidelidad
jueves, 23 de diciembre de 2010
El despertar a lo infrahumano
domingo, 19 de diciembre de 2010
Hay que contar nuestros sueños
Me llama mucho la atención, esa costumbre de nuestra gente, de no querer contar los sueños porque: “me pueden empavar”, “después no se me da”, etc. Un terror que hay en el ambiente de que si uno cuenta sus grandes sueños, o hasta los más elementales la gente que siente envidia, con su energía negativa nos los va a tumbar y así nos impedirá alcanzarlos. ¡Cuánto poder respecto a nosotros dejamos en los demás! También ocurre que si nos atrevemos a contarlo a un amigo o amiga muy cercana (porque seguramente este amigo o amiga si lo va a celebrar) “tocamos madera”, esta vez, dejando el poder de la realización del sueño a una fuerza externa que logrará que nuestro sueño se dé.
He reflexionado eso recientemente con un sueño importante en mi vida que me atreví a compartir con la gente que conozco, incluso con desconocidos que se hacen conocidos en un bus, una camionetica, o el metro. Les había contado a muchas personas mi sueño de escribir un libro, he compartido ese sueño desde hace más de seis años, fecha en que surgió. Hace un par de meses logré terminar de escribirlo y entregarlo a la editorial para su publicación. Y una de las cosas en que pensé al momento de entregarlo, fue lo importante de que todos los que sabían que quería lograr eso, estuvieran siempre, cada vez que me veían, preguntándome: ¿Cómo va el libro?. A veces cuando decaía en mis ánimos, el saber que la gente que me quería, esperaba mi libro me hizo retomarlo y seguir escribiendo. Siempre mis amigos y familiares estuvieron esperando el día en que por fin dijera que ya estaba listo. Y hace un par de meses conmigo lo celebraron.
¿Que la maldad existe?, si, existe. Pero qué lindo poder construir nuestros sueños pese a ella, pese a todo y a todos.
También hay sueños que no dependen sólo de nuestro empeño o de cómo nos comportemos. No podemos por ejemplo soñar que alguna persona quiera permanecer el resto de nuestras vidas a nuestro lado. ¿Acaso será justo que yo desee que Luis, Pedro, José, o Miguel, me quieran por siempre? Para mí es una falta de amor hacia ellos, que en algún momento pudieran querer ser felices con otras personas, por ejemplo. En cambio querer que la pareja que esté compartiendo la vida conmigo me ame y me permita amarle honestamente mientras esté conmigo. Es más libre. No importa cómo se llame, lo que queremos es ser felices, y eso puede lograrse con diversos nombres de trabajo, de urbanización, de parejas o de ciudades. Por eso para mí, el único cuidado que hay que tener a la hora de contar nuestros sueños, es saber redactarlos antes de escribirlos en el corazón, y antes de contarlos.
domingo, 30 de mayo de 2010
Voy a vivir más de 300 años, ¿Quién me acompaña?
He sido testigo en mi familia de ambos casos. Mi abuelo Vicente, quien murió si no me equivoco después de los setenta, un día se fue a tomar la siesta de la tarde, en plena siesta sufrió un infarto y no volvió a despertar -Desde que supe cómo murió he querido tener la misma suerte el día que tenga que irme-. Mi abuela Prajedes en cambio después de haber sido una mujer dura, entera y capaz de mantener en orden la casa teniendo ochenta años, sufrió de un par de ACV que la hicieron ser dependiente de otros durante más de cuatro años. No sólo sufrimos de enfermedades que hacen que la vida sea un pesar, sino que además socialmente somos rechazados, ¿Quien de los que me lee alguna vez no se refirió a algún adulto mayor como: “El viejo ese”, “La vieja esa”?. Es decir, la vejez como algo despectivo, criticable, feo, rechazable.
Entonces, con todo ese background de vejez en mi experiencia de vida, conseguí en la biblioteca de mi otra abuela un libro que se llama Salud Eterna. Que plantea un método científico que permite no sólo tener salud eterna mientras permanezcamos con vida, sino que además asegura que siguiendo este método se puede vivir más de trescientos años de manera saludable. El método consiste en tener control sobre tres aspectos básicos. El primero, el peso, pues asegura que el corazón, cerebro y cuerpo en general tiene un mejor funcionamiento si la persona mantiene su peso mínimo durante toda su vida –ejemplo en mi caso que mido 1.67, mi peso mínimo sería 167-110, es decir, 57 kg.-. El segundo aspecto, tener control sobre las emociones. El tercer aspecto, seguir un plan de ejercicios –sentadillas, abdominales, barras, lagartijas, caminar, etc- cuyo esfuerzo se va aumentando progresivamente. El autor del libro, Dr. Jesús Eslava, asegura que después de haber pasado por un proceso de enfermedad donde tenía escasas probabilidades de vivir, con este método logró reducir su edad biológica, logrando una condición física de atleta de 18 años, cuando cronológicamente tiene actualmente más de 60 años. Es capaz de subir el Guaraira en 24 min. Hace 1000 sentadillas en 30 min. Y una serie de hazañas que no pensaríamos sería capaz un señor de su edad. El dice que atendiendo estos tres aspectos simultáneamente logramos tener salud eterna y morir sólo en casos fortuitos, destino o karma. Siguiendo este método evitamos enfermedades como el cáncer, arteriosclerosis, infartos, ACV, etc.
Dice en su libro: “Salud Eterna: Método Científico, para vivir más de 300 años, por el nuevo mecanismo de “muerte celular científicamente programada” para activar la célula madre autógena y transformar post climatéricos y/o viejos en atletas, para mantener la homeostasis -equilibrio bioquímico- ante el estrés fisiológico, físico, mental y social, superando a adolescentes sanos”.
Después de leer el libro y emocionarme ante el hecho de evitar las enfermedades de la vejez –y no formar parte de los consumidores de fármacos, valga decir que es la enfermedad el más grande de los negocios del mundo- le he comentado a algunos amigos la posibilidad de vivir trescientos años y he tenido respuestas como esta: “¿Y para qué quiere uno vivir tanto?”. Y es lógica esa pregunta, si la referencia de vejez es la que antes mencioné, la enfermedad, el rechazo social, la exclusión laboral. Pero, es precisamente después de los cincuenta años cuando más valioso es un ser humano, después de esta edad tiene un cúmulo de experiencias que lo han hecho crecer internamente –por supuesto hay sus grandes excepciones, claro que existe la gente malvada, pero el doctor asegura que la naturaleza misma, con su sabiduría termina por desaparecerlas-. Entonces con este método tenemos la posibilidad de aprovechar al máximo la experiencia y sabiduría de los seres especiales, de esos que dan grandes aportes a la sociedad. De esos cuyo valor humano es incalculable, maestros, profesores, luchadores sociales, científicos, músicos, artistas plásticos, poetas, escritores, etc. También este método nos brinda la posibilidad de mantener vivos y sanos a nuestros familiares, nuestra madre, nuestro padre. ¿Quién no quisiera extender sus vidas? ¿Y extender la propia para disfrutar al máximo de sus hijos?
Entonces, después de haber descubierto esta posibilidad de vida larga y saludable, me animé a probar el método. Por eso comparto esta información y extiendo la invitación a todos y todas a probarlo. Además porque si empiezo a aplicarlo sola, sin compartirlo, tendré que verlos enfermarse y morir a todos y todas uno a uno mientras yo seguiré vivita y coleando. No es la idea. Definitivamente, me encanta tener la posibilidad de vivir sana por más de trescientos años, como dice mi pollita –mi hermanita Abril- “Me parece una idea diferente y buena”.
Links para mayor información:
http://www.paravivirmasde3siglos.com/
La alegría de Ser
El Poder del Ahora. Eckhart Tolle.